lunes, 14 de octubre de 2013

Biografia Walter Bonatti

WALTER BONATTI

Walter Bonatti nació en Bérgamo, Italia, en 1930, a los pies de los Alpes y murió en Roma a los 81 años a
causa de una enfermedad. Su infancia y adolescencia fueron años muy duros, bajo la dictadura de Mussolini y el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Bonatti, en uno de sus libros explica el hambre que paso cuando tan solo era un niño.

Inició su carrera en las vertientes del Grigna donde comienza a elevar al norte de Bérgamo. Siempre buscó los picos más difíciles, las vías más inhóspitas, nunca escaladas por ningún hombre. Sobresale su ascensión a la pared este del Grand Capucin en 1951, un prodigio de verticalidad que numerosos y reputados alpinistas habían tratado de conquistar pero sin éxito alguno. Él sería el primero en atacarla con su ansia y fortaleza extraordinaria y hacerla suya. En aquella época hizo amistad con Andrea Oggioni, que fue su compañero de cordada durante años.

A pesar de no ser himalayista sino alpinista (sus genialidades las desarrolla en los Alpes, concretamente en algunas de las más temibles y todavía vírgenes paredes del Mont Blanc), realiza dos hazañas nada despreciables tanto en el K2, al principio de su fulgurante carrera, y como el primer ascenso al Gasherbrum IV junto a Carlo Mauri, otras grandes hazañas fueron la primera ascensión al Cerro Mariano Moreno en Patagonia y junto a Oggioni el primer ascenso al Rondoy North en Perú.

Corría el año 1954 y en Italia se organiza una expedición nacional para conquistar el K2. Entre la élite de alpinistas seleccionados para tan importante empresa se encuentra Walter Bonatti. Una vez en los últimos tramos de la ascensión, se decide que Lacedelli y Compagnoni sean los que ataquen la cima. El resto del equipo deberá ayudarles en todo lo posible a conseguirlo. Las condiciones climatológicas hacen mella en casi todos. A esa altitud Bonatti es el único en condiciones para ayudar al tándem de asalto. Se carga las bombonas de oxígenos que estos necesitarán para alcanzar la cima y se hace acompañar por el hunza Mahdi (algo parecido a los sherpas del Nepal). Pero cuál sería la sorpresa de ambos que donde deberían estar las tiendas de Lacedelli y Compagnoni no hay nada. Las condiciones meteoralogicas empeoraban y empezaba a oscurecerse. Mahdi desea bajar, pero Bonatti le hace ver que es necesaria la carga de oxígeno que llevan para que sus compañeros logren el ansiado objetivo. Siguen ascendiendo, tratando de averiguar dónde podrían haber instalado el último campo. Mahdi, trata de realizar él solo el descenso. Sin embargo, Bonatti lo agarra a tiempo para impedir que unos metros más allá se precipitase en el vacío. Sin otra opción, deben prepararse para pasar la noche en vivac, a la intemperie, a más de 8.000 metros de altura. Bonatti excava un hoyo en la nieve y ambos se meten en él. Mahdi sigue desvariando y comienza a sufrir congelaciones. Bonatti le da todo el abrigo que puede proporcionarle; él mismo se tiene que golpear las piernas con su piolet para que la sangre le circule. Cuando hubo un minimo de luz, dejaron las bombonas de oxígeno allí e iniciaron el descenso, Pero el precio que deberán pagar Mahdi y Bonatti será muy alto. El primero sufrió las consecuentes amputaciones en manos y pies a causa de las congelaciones, y Bonatti una herida en el corazón. Durante años a Bonatti se le acusó de haber actuado egoístamente y haber puesto en peligro temerariamente la vida de varias personas. Pero el tiempo pone a cada uno en su lugar. A Walter Bonatti se le exculpó de todas esas acusaciones y se le reconocerá el mérito de haber sobrevivido a tal hazaña.


Lo acontecido en el K2 hace que Bonatti se plantee abandonar el alpinismo. Pero llega 1955 y en agosto decide afrontar uno de los mayores retos que hasta la fecha ningún alpinista habría osado ni siquiera imaginar. Walter Bonatti se lanza en solitario al pilar suroeste del Dru. Transcurrirán cinco días de vertiginosa ascensión, durmiendo en vivac colgado sobre un increíble precipicio. Para lograr su objetivo tuvo que salvar una infinidad de problemas técnicos sobre la roca. Además de tener que cargar el solo con todo el material. Era la época de los 50 y todavía se hacía un alpinismo tradicional. Después de su conquista, esta pared del Dru será llamada Pilar Bonatti.

 Junto con Oggioni, en 1961, inició el ascenso del Pilar Central del Frêney. En su aproximación se encontraron con una expedición francesa formada por cuatro montañeros muy competentes. Ambos grupos decidieron unirse para atacar una de las paredes más temidas del Mont Blanc. Sin embargo, el tiempo les jugó una mala pasada y se encontraron atrapados durante días haciendo un vivac angustioso. La montaña los tenía atrapados y no les dejaría escapar tan fácilmente, sin ningún sacrificio. Esas son las reglas del juego. Cuando la situación era crítica Bonatti decidió tomar la iniciativa y dirigir al grupo en el descenso. Cuando vio a Oggioni se dio cuenta de lo mal que se encontraba, aquellas condiciones habían sobrepasado los límites físicos y psíquicos para cualquier ser humano. A la desesperada, Walter Bonatti y Pierre Mazeaud, jefe de cordada de los franceses, deciden dejar al resto del grupo para alcanzar el refugio más cercano y pedir ayuda. Finalmente, con todas las penurias imaginables, llegan exhaustos. Dentro del refugio hay un grupo de guías que “en principio” habían salido para ayudarles, a cuales más adelante Bonatti denuncio por dejarles a su suerte. Cuando Bonatti se recupera poco a poco, alguien le comunica que del equipo francés dos de ellos habían muerto. A continuación le dicen que Andrea Oggioni también ha muerto.

Durante la siguiente década, Walter Bonatti hará una tras otra una larga serie de proezas que lo alzarán definitivamente como el mayor alpinista de todos los tiempos. Pero llega un momento en que decide poner fin a su carrera. Sólo tenía 35 años y detrás de él dejaba una larga lista de consecuciones de imposibles. Para poner la guinda a su trayectoria decide hacer una vía por la pared norte del Matterhorn en solitario y en invierno, nada más ni nada menos, algo que algunos habían intentado y fracasado. Era 1965 y, aunque algunos años más tarde vuelve a su mítico Mont Blanc, se despide saliendo por la puerta grande, y empieza una nueva etapa como periodista.

En 2009 recibió el premio honorifico en la gala del piolet de oro por su carrera deportiva, hoy en día este premio lleva su nombre, “premio Walter Bonatti”.

Sus libros:

Le Mie Montagne (Mis montañas),                                          I Giorni Grandi (Los grandes días)

        Magia del Monte Bianco (Magia del Mont Blanc)                Processo al K2 (Proceso al K2)

La Mia Patagonia (Mi Patagonia)                                           Un Modo di Essere (Una manera de vivir)

 K2-Storia di un Caso (K2 : historia de un caso),                    Montagne di Una Vita (Montañas de una vida).


IKER BABIO

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